ESPECTACULOS
TEATRO

Múltiples historias a través de voces femeninas

En la actual cartelera teatral porteña imperan numerosas obras con una sola persona en escena. En muchos casos escritos, dirigidos e interpretados por mujeres. Aquí varias de ellas hablan de por qué eligieron este formato y la multiplicidad de temáticas, desde íntimas hasta históricas, hasta musicales.

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La oferta de shows conducidos por una sola protagonista nunca fue tan grande: de musicales a obras infantiles, de confesiones íntimas a identidad de género. | Santos Loza

Sería imposible nombrar a todos los unipersonales femeninos que hoy están sobre los escenarios porteños. Pero si quedan muy claras las distintas líneas de inspiración, desde las historias personales hasta personajes históricos, sin olvidar los traslados de género, como podrían ser de la narrativa al teatro. Sorprenden los horarios, porque no descansan ni los lunes y se animan a funciones los sábados y domingos en las primeras horas de la tarde. 

Julieta Grinspan, docente, dramaturga y actual integrante del directorio de Proteatro busca una explicación: “Podría pensar que afortunadamente y dados los debates y avances en torno a los feminismos, los unipersonales quizás son una expresión del contexto en el que vivimos. ¿Pero por qué unipersonales? A esta pregunta creo que puede asignársele más de una respuesta puesto que se podría inferir que está íntimamente relacionada a las condiciones actuales de producción y sostenimiento de la actividad teatral. Estamos transitando un período todavía signado por la pandemia en donde las dinámicas de ensayo han tenido que modificarse radicalmente”. 

Grinspan estrenó Los días del agua donde asume la dramaturgia y comparte la dirección con Nelly Scarpitto, pero quien le pone el cuerpo todos los domingos a las 19 en el CELCIT (Moreno 431) es Julia Nardozza.

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Mónica Cabrera: “Sigo probando recursos y caminos para evolucionar”

Hay dos actrices que desde hace muchos años eligieron este formato y ambas lo demuestran actualmente, asumiendo el texto, la dirección y la interpretación de la mano del humor. En el teatro Regina (Santa Fe 1235) los domingos, a las 18.30 Gabriela Acher presenta ¿Qué hace una chica como yo en una edad como ésta? mientras que Mónica Cabrera está los sábados a las 19 con ¿Mejor o peor?, en Abasto Social Club (Yatay 666). Asegura Cabrera: “Sigo probando nuevos recursos y caminos para evolucionar en el género. Me proporciona mucha independencia, y es similar a pensar en acción. Me encuentro en otros espectáculos o en cine o en la tele, trabajando libros de otras autorías, y direcciones, que piensan y ven al mundo en otra dirección. Tengo al teatro como un interminable aprendizaje, y parece que el unipersonal ‘autárquico’ es mi modo de descubrir hasta dónde llegaré”.

Esa misma libertad que parece dar este formato hace que varias actrices hayan pasado del escenario a la escritura. El ejemplo más reciente, luego de su paso por Microteatro es el de Jorgelina Aruzzi con La mujer del vestido verde. Una propuesta que entrecruza una hecho de nuestro pasado nacional con una mirada donde hay humor y misterio. La dirección de Gloria Carrá y la actuación de Dalia Elnecavé constituyen un trío creativo de una excelencia notable e imperdible los sábados a las 17 en El Método Kairós (El Salvador 4530).

Julieta Grinspan: “Los unipersonales quizás son una expresión del contexto"

Actrices de una trayectoria notable deciden subirse al escenario sólo un día para encarnar un personaje que quieren que el público conozca. Y aquí aparecen las historias familiares, como es el caso de La mudita, escrita, dirigida e interpretada por Irina Alonso, sobre su tía abuela, los domingos a las 16 en el Celcit. Esa misma necesidad de contar pasado pero a través de una propuesta alejada del realismo y performática es la de Marisa Busker en Originaria. Una poética de la identidad. También las actrices que se inician en la dramaturgia encuentran en las personas reales el mejor inicio como sucede con Luisa escrita e interpretada por Luciana Cervera Novo, con dirección de Natalia Pascale.

El pasado histórico parece tentar a muchas. Por ejemplo, Eleonora Wesler eligió asumir el papel de Mary Wollstonecraft, considerada una de las primeras feministas, además de madre de Mary Shelley, la creadora de Frankenstein. Sólo los martes a las 20 en El Picadero (Pje. Discépolo 1857) con el título de Mary por Mary, de Paloma Pedrero y con dirección de Marcelo Moncarz. 

Otra vida real es la de Maria Margarethe Winckelmann-Kirch, astrónoma austríaca que inspiró a escribir e interpretarla a Stefania Koessl, con el título de La luz que recorrió a Margarethe, la codirigió junto a Antonella Valese y se da los sábados a las 22.30 en el Ítaca (Humahuaca 4027). En ese mismo escenario se revive otra historia a través del texto de Adriana Tursi se descubrirán secretos de la mujer del general San Martín, de allí su título: Remedios, una mujer sin patria, que interpreta Antonia Bengoechea, con dirección de Corina Fiorillo (lunes 20hs). Se suma otra mujer cuya existencia desconocíamos hasta que Liliana Pécora la halló: Emilia Llanos Medina. Rebautizada escénicamente como La novia de Lorca, relata la desconocida vida de esta mujer muy cercana al célebre granadino. Se da los domingos a las 18 en El Ópalo (Junín 380), con la dirección de Héctor Presa. 

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En la actual cartelera teatral porteña imperan numerosas obras con una sola persona en escena. En muchos casos escritos, dirigidos e interpretados por mujeres. Aquí varias de ellas hablan de por qué eligieron este formato y la multiplicidad de temáticas, desde íntimas hasta históricas, hasta musicales. (FOTO LINA ETCHESURI)

También los dramaturgos buscan crear unipersonales femeninos como Carlos Be y su A Margarita con actuación de Marta Lubos los sábados en Ítaca. Pero predominan los equipos de mujeres como en Dulce Marta de Julia del Pecho Espinosa, con dirección de Ana Laura Suárez Cassino, con interpretación de Romina Oslé (sábados 18.20 Yatay 666) o Arde la arena con texto y actuación de Lorena Rovatti. 

Hay varios unipersonales que iniciaron un recorrido en años anteriores a la pandemia, como es el caso del premiado Pundonor, escrito, interpretado y codirigido por Andrea Garrote. Desde el 2018 y ya pasó por varios escenarios su profesora universitaria Claudia Pérez Espinosa. Dice Garrote: “La obra la escribí y decidí actuarla, busqué alguien muy cómplice para codirigir, ahí apareció Rafael (Spregelburd). No teníamos que explicarnos nada, él aportó muchísimo. Se me ocurrió imaginarme una clase, un teórico frente a un alumnado. El personaje comparte conmigo el uso de las palabras, de otros tiempos y literarias. Encontré una voz con la que me sentía muy cómoda. Pasé del teatro independiente (Callejón) y ahora estamos en el Metropolitan Sura (Corrientes 1343/domingos 18.30). En el medio tuvimos la pandemia, hice funciones en Chile, siempre con barbijo y muy separados”. Además Garrote dirige otro unipersonal: Una casa llena de agua de Tamara Tenembaum, con actuación de Violeta Urtizberea (también en Metropolitan Sura, pero los viernes a las 22.15). 

Hay varios unipersonales que pasaron de la narrativa al teatro. Es el caso de la novela Uno, ninguno y cien mil de Luigi Pirandello transformado a través de la adaptación y dirección de Giampaolo Samá en Una con la actuación de Miriam Odorico. La ductilidad de esta intérprete hace que el público le crea en la variedad de personajes que encarna en algo más de una hora sin moverse de su silla. Venció la pandemia, ya que debutaron en tiempos de streaming y ahora siguen agregando funciones en Timbre 4 (Boedo 640, los sábados a las 20.30).

No terminan aquí los unipersonales, ya se anunció para julio el estreno de Enero de Sara Gallardo, con la actuación de Vanesa González y dirección de Analía Fedra García. Irán los domingos a las 20, el Extranjero. Seguramente a lo largo de los próximos meses se sumen nuevos. Las entradas de estas propuestas van desde los $800 hasta los $2200, pero la pasión es la misma. 

Música, violencia y hasta público infantil

La música también irrumpe en los unipersonales, dos excelentes ejemplos son La Meca, escrita, actuada y dirigida por Mariana Cumbi Bustinza, con composiciones originales de Facundo Salas. Aquí la actriz asume el desafío de transformarse en una intérprete de cumbia, podría subtitularse “ascenso y caída de un ídolo popular”. Se ve en El Extranjero (Valentín Gómez 3378). Una propuesta muy diferente, con melodías muy distintas volvió al escenario: 24 de septiembre, casi, casi primavera, escrita, dirigida, interpretada y con la autoría musical de Carolina Setton. Sólo los sábados a las 21 en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543).

Temas fuertes como la trata de personas y el femicidio son expuestos de manera estética y artística. Volvió Beya durmiente (DJ Beya), versión del texto narrativo Le viste la cara a Dios de Gabriela Cabezón Cámara, con dirección de Victoria Roland y el cuerpo y la voz de Carla Crespo, quienes transforman esta historia en algo cercano (Xirgu UNTREF, Chacabuco 875, los domingos 19). También Rota, donde una madre relata el crimen de su hijo a través del texto de Natalia Villamil, la puesta en escena de Mariano Stolkiner y la presencia escénica de Raquel Ameri hacen de esta realidad frecuente un hecho artístico, en El Extranjero (martes 20.30 y sábados 20). 

Hay unipersonales para los más pequeños, como la propuesta de Fin. Teatro de sombras recomendada desde los ocho años. Escrita e interpretada por Sonia Alejandra García, con dirección de Alexandre Fávero, que es una coproducción entre Cosmonautas Teatro de Sombras, de Argentina y México, más la compañía Lumbra de Brasil. Van los domingos a las 19 en Área 623 (Pasco 623). Seguramente se sumarán nuevas propuestas, en las vacaciones de invierno.